Hace
unos días estuvimos hablando del tipo de patriotismo que había en los grupos de
la Guerra de la Independencia, y ya hay escrita una entrada sobre este tema muy
teórica. Yo ahora quiero dar mi opinión.
En
la Guerra de la Independencia existían dos bandos claramente diferenciados: los
afrancesados apoyaban a José Bonaparte y al régimen francés; por otra parte,
los “patriotas” se oponían a Napoleón. Pongo “patriotas” entre comillas porque
ese nombre no quiere decir éstos quisieran más a España que los afrancesados.
En realidad, los afrancesados querían reformas para mejorar el Estado, mientras
que los absolutistas (una parte de los “patriotas”) querían un rey todopoderoso
que seguramente no se preocuparía en el bienestar de la población.
El 2 y el 3 de Mayo en Madrid (Guerra de la Independencia, pintados por Goya)
Un patriota es una persona que ama su patria y se esfuerza por lograr su bien.
Hasta ahí todo bien, ya que es bueno querer a tu patria, pero el problema del
patriotismo viene cuando se superan los límites y se convierten en extremistas
o fascistas, que no respetan las ideas de otros países o naciones. Algunos
ejemplos de extremismos son Hitler y su Alemania nazi o Mussolini y su Italia fascista. Creo que todos sabemos las consecuencias y los muertos que
ocasionaron los ideales nacionalistas de estas personas.
Todos
deberíamos tener cariño a nuestra tierra, nuestra cultura y nuestras
tradiciones, porque el lugar donde nacemos marca en gran parte nuestra vida y
nuestra forma de ser pero no hay que olvidar que también hay otras personas que
están orgullosas de su patria y no que nos debemos enfrentar por eso.
"El nacionalismo es una enfermedad infantil. Es el sarampión de la humanidad." Albert Einstein.
"Amo demasiado a mi país para ser nacionalista." Albert Camus
Elena
Hervás Martín
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