Hace un par de días escuché en la radio que habían nombrado a
la primera mujer obispo en Inglaterra. Se llama Elizabeth Jane Holden, y ha
sido reverenda de la Iglesia de
Inglaterra durante varios años. Su
nombramiento ha sido un momento importante en la Iglesia Anglicana, la más
numerosa en el Reino Unido, que durante años ha debatido sobre la consagración
de mujeres al obispado. Los problemas surgieron en 1992, cuando la Iglesia aprobó la ordenación de mujeres. Este asunto provocó en 2011 que varios
religiosos protestantes se convirtieran al catolicismo, ya que no aceptaban a
una mujer como sacerdote.
Me parece bien que la mujer tenga una oportunidad de entrar en un campo en el que pocas ocasiones se la ha tenido en cuenta, pues casi todas las religiones están dirigidas por hombres. ¿Cuándo ocurrirá esto en la
religión católica?
La igualdad de la mujer con el hombre es un derecho que
aparece en la mayoría de las constituciones de los países y en la Declaración Universal
de los Derechos Humanos, ya recogido en época de la Revolución Francesa, por
Marie Gouze. Pero sólo en los países más desarrollados se ha conseguido una
mayor incorporación de la mujer a la vida social: política, ejército, banca,
etc. La religión es una de las parcelas tradicionalmente limitada a la mujer,
en la que ha participado simplemente en un segundo plano con tareas como
educación y formación, cuidado de niños, ancianos y desfavorecidos, sin poder
alcanzar puestos de responsabilidad. Esto ha ocurrido prácticamente en todas
las religiones, y la anglicana es la que ha abierto la puerta a la mujer,
primero como sacerdote y luego como obispa.
Quizás habría más católicos si la mujer tuviera mayor
protagonismo. La iglesia anglicana procede del cristianismo, igual que la
católica, aunque me parece que ésta última se ha estancado, y sigue con las
mismas normas o costumbres desde sus inicios. Puede que una forma de llegar a
más gente sería modernizarse, entre otras cosas permitiendo que la mujer
participase plenamente en su organización jerárquica.
Mientras sigan siendo noticia hechos como este, la igualdad
de la mujer y el hombre es sólo ficción.
Isabel Cabañas Bógalo 4ºA
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