Este es el blog de los alumnos de 4ºA-Historia, del IES Hernán Pérez del Pulgar, Ciudad Real, cuyo profesor es Agustín Ciudad.

sábado, 30 de mayo de 2015

Las relaciones no eran tan buenas como pensamos

Mirando un poco por interne acerca de las relaciones entre Hitler y Franco, he encontrado un caso bastante interesante y que rompe con lo que conocía hasta ahora.

Según lo que he visto, las tensiones entre los dos llegaron muy alto después del histórico encuentro en la estación de trenes de la localidad francesa de Hendaya, en la frontera con España, en octubre de 1940.
En esta reunión, Hitler exigió una participación de España en la Segunda Guerra Mundial, pero Franco se limitó con prometer el envío de una unidad de voluntarios, la División Azul.
La falta de un compromiso firme de Franco, llevó al líder nazi a idear un plan para desalojar del poder al dictador español.

El Führer se reunió en el cuartel general de Rastenburg con Agustín Muñoz Grandes,comandante de la División Azul. Durante esta reunión, le propuso claramente al militar español colocarlo al frente de un complot antifranquista, y Muñoz aceptó.
Pero el militar no compartía el deseo de Hitler de derrocar a Franco del poder. Desde su punto de vista, era mucho mejor que el gran dictador español se convirtiera en un jefe de Estado de paja, mientras él mismo se situaba como presidente del Gobierno y actuaba en este puesto como el hombre de confianza del Führer.

Sin embargo, Franco resultó ser más eficaz e inteligente que Hitler. Al conocerse los rumores sobre el supuesto complot, el dictador español hizo a Muñoz que volviera a Madrid, lo ascendió al rango de teniente general y lo designó jefe de su Casa Militar, lo que lo dejaba sin mando sobre tropas. Con el tiempo, Muñoz llegaría a ocupar los cargos de ministro del Ejército y, posteriormente, de vicepresidente del Gobierno. En cuanto al plan secreto de Hitler, el tema no volvería a plantearse por falta de un candidato fiable.


Las causas que motivaron a Hitler a preparar esta operación, iban desde su convicción de que la implicación española en la guerra debía ser mayor, hasta sus malas relaciones con varios políticos madrileños.


Antonio Rodriguez Castañeda

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