Hace unos días visitamos el cementerio de nuestra ciudad y
en él pudimos ver el monumento a los caídos en la Guerra Civil Española (1936-1939),
entre otras muchas curiosidades.
Al comentarlo en casa surgió el tema de la memoria
histórica, y me enteré que hay diversas asociaciones por toda España que
luchan por mantener vivo el recuerdo de aquellos que murieron por un ideal pero
que perdieron la guerra.
La Memoria Histórica se puede
definir como el intento de un grupo de personas de encontrar su pasado, dándole
más valor y respeto.
En España, se aprobó la “Ley de Memoria Histórica” en
2007, cuando todavía era presidente Rodríguez Zapatero, tras la petición de los
familiares de los vencidos de la Guerra Civil, de un enterramiento digno, ya
que se encontraban en fosas comunes o en las cunetas donde habían sido
fusilados. Localizarlos y enterrarlos dignamente es el objetivo principal de la
“Memoria Histórica”.
Uno de los cuerpos que se ha
intentado localizar es el de Federico García Lorca, que murió en similares
circunstancias. Estos enterramientos no estaban identificados, por lo que a través
de informes de guerra, iglesias y de los mismos habitantes de las diferentes
localidades se ha ido elaborando un mapa con distintas localizaciones.
El
trato a los fallecidos durante la Guerra Civil fue desigual. A los del bando
vencedor se les dedicaron monumentos por toda España, por ejemplo el Valle de los Caídos, el
Sagrado Corazón de Jesús en el Cerro de los Ángeles (Madrid) y Cruces o placas
conmemorativas en casi todas las localidades.
Mientras tanto, durante la etapa franquista, a los vencidos
se les ignoró o incluso se les intentó humillar: El Ángel de la Paz, conocido
como el Ángel de la Victoria en Valdepeñas fue colocado allí para recordar a
los manchegos que habían sido derrotados por las tropas franquistas y que estarían siempre vigilados.
En relación a la “Memoria Histórica” hay dos posturas
enfrentadas. Una de ellas reclama que hay que reconocer la injusticia sufrida
y, aunque tarde, darle una solución; y otra que afirma que en un país en el que
han muerto “hermanos” sólo se puede construir un futuro si se olvida el pasado.
Me parece bien que en Ciudad Real se haya dedicado un
monumento a los vencedores, y un pequeño espacio en el cementerio a los
vencidos.
En mi opinión, los restos de cualquier persona deben
descansar el cementerio o donde cada uno decida, pero no pueden estar por
cualquier sitio como si fueran animales. Los que viven tienen derecho a conocer
dónde están los restos de sus antepasados, y no por ello se ha de reavivar el
odio de aquellos días, pues nadie de hoy en día participó en aquella lucha. No
creo que haya que olvidar el pasado, pero sí que hay que aprender a vivir con
él.
Isabel Cabañas 4ºA
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