Este 9 de Agosto, en Ferguson, una ciudad del Estado de
Missouri, un joven negro fue abatido de un tiro por el agente de policía Darren
Wilson por robar una caja de cigarrillos en un supermercado. Según algunos
testigos, Michael Brown tenía las manos en alto y no suponía ningún peligro
para el agente. Esta noticia reabrió el debate por la discriminación racial que
tiene la Policía de los EEUU y ya ocasionó revueltas entre la población negra
este verano.
Pues bien, esta semana el jurado que investigaba el caso ha
dado la noticia de que el agente no será castigado. Como podréis imaginar, se
han iniciado muchos disturbios en esta ciudad, ya que la mayor parte de la
población de esta localidad es negra, pero los cuerpos de seguridad son
personas blancas.
Es necesario decir que este hombre no ha sido echado
de los cuerpos de seguridad: él mismo ha renunciado en el Departamento de
Policía de Ferguson a su puesto este fin de semana, aunque dice que volvería
actuar igual si esa ocasión se volviera a plantear.
Creo
que si el caso hubiera sido a la inversa (si fuera un policía negro el que
hubiera asesinado a una persona blanca), los jueces no librarían al agente de
un considerable castigo penal. Es increíble en pleno siglo XXI, que en un país en el que la sociedad es muy heterogénea y en el que gobierna un presidente “negro” siga habiendo estos casos de violencia y discriminación por motivos de raza, porque desgraciadamente no es el único, cosas así suceden todos los días.
Elena Hervás Martín
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